Dos espacios sociales


En los últimos meses estuve trabajando en consultoría comunicacional con dos emprendimientos vinculados con «lo social».

Espacio Social promueve el encuentro entre personas de sectores sociales desfavorecidos y personas con mayores recursos que puedan acompañarlas en alguna acción que les permita mejorar sus condiciones de vida.

EPA – Espacios para Aprender es un emprendimiento de Chajarí-Entre Ríos que desarrolla actividades de educación no formal y busca con ellas constituir a sus participantes en autores de su propio aprendizaje, recuperando el valor de los saberes locales.

Ambos trabajos me llevaron a pensar en la relación entre cada acción individual, cada persona única y la comunidad en la que vive. Cómo el caso impacta en el todo. Me lo preguntaba especialmente, porque en ambos proyectos subyace la premisa implícita de cambiar el status quo: mejorar la calidad de vida de las personas ¿y del cuerpo social en consecuencia?

Así volví a agarrar de mi biblioteca el libro Reensamblar lo social, de Bruno Latour en el que propone una nueva concepción de «lo social». Latour entiende lo social «no como un dominio especial, un reino específico o un tipo de cosa particular, sino como un movimiento muy peculiar de reasociación y reensamblado» (Latour, 2005: 21).

Ahí me parece que puede haber una respuesta. Estos dos proyectos promueven la construcción de vínculos entre personas: reensamblados que podrán ser de menor o mayor escala, pero siempre sociales porque implican el encuentro de individuos y la construcción de asociaciones entre ellos.