Este servicio emerge como consecuencia de casi 10 años acompañando a clientes dueños de sus proyectos y emprendimientos en un sin fin de situaciones, que casi siempre exceden lo estrictamente comunicacional, que es para lo que ellos originalmente me convocaron.

Las veces que en el living de mi casa-estudio me dijeron «me siento como en terapia», en un principio me hacía sonreir y sentir la satisfacción de que estaba ayudando a desanudar algún enredo organizacional, pero con el tiempo me llevó a tomar conciencia de que estaba dando a mis clientes algo que no les había ofrecido, pero que me salía naturalmente: organizar, evaluar escenarios, definir objetivos, planificar, y entonces así, tener más seguridad para actuar en sus proyectos, emprendimientos o empresas.

Sumado a esto, el camino recorrido junto a emprendedores independientes, artistas y profesionales me fue marcando la pauta de que los trabajos con grandes presupuestos pueden ser una limitación, y allí surgió la idea de la reunión de trabajo con producto final: tres horas intensas de trabajo para producir en conjunto un material necesario para el cliente y que sólo no puede hacer. Al cabo de ese lapso, el cliente tiene lo que necesita y yo me voy con la satisfacción del deber cumplido.